lunes, 22 de julio de 2013

Santiago, el parque de Bonaval

El mes pasado estuve dando unas clases en el máster de Regeneración Urbana y Rehabilitación de la Universidad de Santiago de Compostela. Como las fechas cuadraban con el fin de semana aproveché para pasarlo con Paloma en mi ciudad natal. Abandonamos (literalmente) el coche en el aparcamiento de San Clemente hasta la vuelta y nos dedicamos a andar por esta ciudad maravillosa. Mi mujer es una enamorada del parque de Bonaval y no desperdiciamos la ocasión para ir, ya el primer día, a pasear por uno de los sitios más espectaculares y, probablemente desconocidos de Santiago. No es solamente el hecho de ser Premio Nacional de Arquitectura sino que, como casi todo en Santiago, es puro arte, patrimonio y leyenda. En el blog suelo dedicar el tiempo de verano a elementos urbano-naturales-artísticos que nos refresquen de los agobios cotidianos. El año pasado fue el parque escultórico de la Torre de Hércules en A Coruña y el anterior los Pueblos Negros de Guadalajara.

Santiago de Compostela, parque de Bonaval  santiagoturismo

En el artículo sobre estándares y densidad subjetiva os hablaba de la ciudad vivida. Bueno, pues el parque de Bonaval se encuentra en uno de los barrios más vivos, más vividos de Santiago, el barrio de San Pedro. Siempre están con alguna actividad. Por poco no llegamos a las fiestas que son del 20 al 25 de junio. Pero es igual, es una delicia pasear por sus calles. En el “día del barrio” del año pasado vistieron los bolardos, los buzones… Siempre ha sido un barrio periférico de la ciudad, pero tan antiguo como la propia ciudad. Y tan periférico que se le conoce con el nombre de San Pedro de Fóra (de afuera) por estar situado al exterior de las murallas. Por él llegan los peregrinos del Camino Francés. Cerca, se ha construido el moderno barrio de Fontiñas. Independientemente de lo que me pueda parecer Fontiñas desde el punto de vista urbanístico (no hay que amargarle el verano a nadie) el centro comercial, motor de la “modernidad”, ha reactivado también a San Pedro (me refiero al barrio, claro, no al guardián de los cielos).

2012, Barrio de San Pedro, “día del barrio”  pilotolo

Probablemente el visitante no entienda muy bien el barrio debido a que en él se encuentran lo que fueron importantes propiedades de la iglesia como las huertas de los conventos de Bonaval y Belvís. Aunque los santiagueses tienen bastante claros sus límites, a esta confusión contribuye, además, el hecho de pertenecer históricamente a parroquias diferentes (la entidad parroquial gallega es mucho más que una mera división eclesiástica) como la del Sar o la de Santa María. Hasta tal punto que se le llegó a denominar, con esa retranca galaica que nos caracteriza, “Os Estados Unidos”. Su localización entre Fontiñas y el casco histórico ha cambiado su situación marginal por la de zona de paso obligado, lo que le ha dado una vitalidad que empezó a reflejarse en los nuevos negocios que fueron apareciendo en sus calles. En el momento actual parece como si todo se hubiera parado y no se sabe muy bien, por lo menos visto desde afuera, cual es su situación real.

Situación del parque  Google (42.885886,-8.536527)

Es obligado empezar por San Pedro para entender mínimamente el parque. El barrio es muy rico en patrimonio cultural y popular, que aparece diseminado por sus calles. Pero, como ya hemos dicho, lo que determina su carácter son los dos grandes parques que lo bordean: al oeste y al sur la parte superior del de Belvís y más arriba el del Bonaval. El de Belvís era una antigua zona de huertas donde se encuentran el Monasterio y el Seminario Menor y, actualmente, aprovechando el pequeño regato existente, también hay una serie de huertos urbanos municipales. Bajando por la Rúa das Trompas se llega a la plaza de abastos que me sirvió para ilustrar el artículo anterior sobre los Antiguos y los Nuevos Mercados. Al otro lado, y para situarnos un poco, a partir del Seminario Menor la ladera cae hasta la Avenida de Lugo y el río Sar. Enfrente, las Brañas del Sar, el Gaiás y la conflictiva Ciudad de la Cultura sobre la que he escrito ya un artículo.

Plaza de San Pedro desde la calle del mismo nombre  Google sv

Si bordeamos el parque de Belvís, hacia el norte y a la derecha está el barrio de San Pedro. Llegando a Rúa do Medio, enfrente queda el Convento y el parque de Bonaval, que es el tema de hoy. Pero no se suele acceder desde aquí, ya que los peregrinos están deseando llegar a la Catedral y siguen sin excesivas contemplaciones ni paradas. Lo normal es hacerlo desde el casco histórico por a Rúa das Casas Reais, desandando el camino francés. Si lo hacemos así, atravesando a Rúa das Rodas y siguiendo por A Costa de San Domingos llegaremos al Museo do Pobo Galelo en el edificio histórico del convento y al Centro Galego de Arte Contemporáneo de Álvaro Siza situado justo al lado. Ambos de visita muy recomendable para aquellos que amen los museos (incluso para los fans de Álvaro Siza). Pero este lugar es importante por muchas otras cosas. Probablemente algunos visitantes ignoren que Santiago fue una ciudad amurallada. Quedan algunos rastros y, sobre todo trazas, aquí y allá. Se supone que la muralla tenía cerca de dos kilómetros de longitud.

Porta do Camiño  wikipedia

Pues bien, el sitio en el que nos encontramos ahora se supone que fue una de las siete puertas de la ciudad: "a Porta do Camiño" (la puerta del camino). En realidad es una de las puertas por la que entran los peregrinos, los que vienen del camino francés, ya que otros lo hacen por diferentes sitios. Así por ejemplo, los que vienen del sur lo hacen por Porta Faxeira. Del resto de puertas citadas en el Códice Calixtino, Mámoa, Pena, Trinidade y Mazarelos sólo se ha conservado esta última con su arco característico de medio punto y peraltado, situada al lado de la Facultad de Filosofía. Pero la puerta por antonomasia de Santiago es nuestra puerta, "a Porta do Camiño", en la que ahora nos encontramos. Por aquí entraban (y entran todavía) los peregrinos que venían de Castilla y de Francia, los reyes, y tomaban posesión los nuevos arzobispos. Se trata, por tanto, de un punto muy importante para entender la ciudad y su historia.

Cruceiro do Home Santo, al fondo la cuesta de San Domingos  hitosdelcamino

Pero Santiago, además de historia, es también leyenda. Si miramos hacia el pequeño espacio de la derecha veremos, medio oculto por los árboles, un cruceiro. Se trata del Cruceiro do Home Santo. Según Bernardo Barreiro el nombre se le puso en memoria del herrero Juan Tuorum. En el siglo XII, en la disputa entre los vecinos de Compostela y los monjes de San Domingos por el Campo das Rodas, parece que Juan se significó en dicha lucha a favor de los vecinos. Fue hecho prisionero, juzgado y condenado de forma injusta a morir en la horca. Cuando la comitiva pasaba por delante de la iglesia de la Virgen del Belén, hoy desaparecida, el reo le pidió ayuda: “Ven e váleme” (Ven y ayúdame). Entonces, de repente, Juan cayó allí mismo fulminado y empezó a exhalar un perfume maravilloso. La gente interpretó que la Virgen le había salvado de un ajusticiamiento denigrante llevándoselo antes al cielo, y gritó: ¡É un santo! ¡É un home santo! (es un hombre santo). Juan fue enterrado más tarde en la iglesia de la Virgen del Belén y una lápida recordaba su muerte. Sobre esta lápida se levantó el Cruceiro do Home Santo.

Tímpano de Bonaval   tufartufachachi
ESTA IMAGE E HE AQVI POS
TA POR ALMA DE IHA TVORUM

Algunos también dicen que es el origen del nombre de Bonaval en recuerdo al “bon aval” que tuvo Juan por la intercesión de la Virgen. Otros dicen que no, que viene del latín “Bona Vale” (buen valle). Sea como sea, en la entrada al cementerio del Rosario, medio oculto entre paredes, está el Pórtico de Bonaval en el que puede leerse: "Esta image he aquí posta por alma de Juan Tuorum. Era MCCCLXVIII". Los que somos de Santiago tenemos claro que, en esta ciudad, la leyenda y la realidad son la misma cosa, y que Juan Tuorum, "o ferreiro da Porta do Camiño" (el herrero de la Puerta del Camino), de una u otra forma fue un luchador por las libertades de los ciudadanos. Pero es que, el cruceiro en sí es una maravilla del que Fernando Arribas, en nombre de la “Asociación de amigos dos cruceiros, cruces de pedra e petos de ánimas”, dice que destaca por su valor histórico, artístico y etnográfico. Además se trata de uno de los cruceiros más antiguos que se conservan en Galicia y, en su momento, reclamó la atención de Castelao que lo dibujó en su libro monumental As cruces de pedra na Galiza

Entre el quiosco y el banco, la fuente  Google sv

Pero todavía no hemos terminado con esta Porta do Camiño. Ya sabéis mi fijación casi obsesiva por las fuentes (por ejemplo, la de la plaza de la Encarnación en Sevilla). Aquí hay también una fuente. No es tan mítica como la "Fuente del Paradisus", pero ahí está desde 1834. Situada bajo rasante, se accede a ella mediante unos escalones protegidos por barandas metálicas. Es cuadrada, de granito con inscripción, cornisa y escudo. Se remata mediante una alcachofa decorativa. Dos caños se encargaban de verter el agua. Y digo “encargaban” porque las últimas veces que pasé no vertían nada. Parece ser (la noticia es de hace un par de meses) que el Consorcio restaurará siete fuentes del casco, entre ellas esta. Sería bueno que se desplazara el quiosco que la oculta, y se adecuara la publicidad de la sucursal bancaria, para que no le restaran el protagonismo que merece, aunque sólo sea como recuerdo de aquella otra del Paraíso que anticipaba la entrada en el mismo a los peregrinos que llegaban.

La fuente en 1920 tenía un uso intensivo  fbsp

Bien, si subimos por A Costa de San Domingos (en castellano la Cuesta de Santo Domingo) nos encontramos, como decía al principio, a la derecha con la iglesia y el convento de San Domingos y, a la izquierda, con el Centro Galego de Arte Contemporáneo. La iglesia y el convento son el resultado de esa suma de estilos, cambios, adiciones y supresiones de una arquitectura que ha vivido unos cuantos siglos. Podría dedicar a ambos más de un artículo pero ahora tengo que despacharlos en un par de párrafos. Una Comisión nombrada por la diputación de A Coruña, y en cumplimiento del Real Decreto de Desamortización de Mendizábal, propuso que el convento se destinara “para los cuarteles de los regimientos de Compostela y Santiago, con la demolición de la iglesia”. Milagrosamente la segunda parte de este dictamen no se cumplió, y en 1841 se destinó a hospicio y luego a colegio de ciegos y sordomudos. Después de unos años desocupado, en 1963 albergó algunas dependencias del museo municipal y a partir de 1977 es el Museo do Pobo Galego.

El conjunto del CGAC a la izquierda, el convento en el centro
y la iglesia a la derecha desde A Costa de San Domingos  Google sv

Se supone que el fundador del convento fue Santo Domingo a principios del XIII. Hay documentos de 1228 que lo mencionan bajo la advocación de Santa María. Ningún arquitecto debería perderse la escalera helicoidal triple que Domingo de Andrade construyó a finales del XVII y que es una maravilla técnica y un símbolo del barroco compostelano. Cada espiral conduce a una sala diferente y forman los peldaños piezas enteras embutidas en un nervio exterior que no encaja en ningún muro. No es extraño que en el año 1912 fuera declarado Monumento Nacional. Haciendo ángulo con la puerta barroca del convento está la entrada a la iglesia. Desde esta perspectiva en complicado diferenciar lo que es iglesia y convento, aunque la portada renacentista de la primera se diferencia claramente de la barroca del convento. Todavía a día de hoy se discute la propiedad de algunos elementos del complejo (particularmente el cementerio y la capilla del Rosario) con disputas entre la Iglesia y el Ayuntamiento que nos recuerdan aquellas en las que se supone que intervino Juan Tuorum por el Campo de Rodas.

La escalera helicoidal triple de Paz Andrade  museodopobo

En la iglesia, construida en el siglo XIV siguiendo los esquemas de la arquitectura mendicante, se encuentra en una capilla lateral el Panteón de Gallegos Ilustres con los restos de Alfredo Brañas, Rosalía, Castelao, Ramón Cabanillas, Francisco Asorey o Domingo Fontán. Todo un lugar de peregrinación para los gallegos. El 28 de junio de 1984 se trajeron los restos de Castelao y se produjeron unos incidentes bastante serios con choques entre la policía y los nacionalistas. Siglos después de que Juan Tuorum cayera fulminado por reivindicar los derechos pueblo (esta es la interpretación que más me gusta) otras reivindicaciones (ahora nacionalistas) chocaban con la policía. He buscado en Internet alguna foto y sólo he encontrado la de abajo que no hace justicia a lo ocurrido entonces. Menos mal que en YouTube hay bastantes “subidas” del vídeo de la televisión gallega sobre el suceso y no parece haber peligro de que caiga en el olvido.

Incidentes en el traslado de los restos de Castelao, 1984  fbsp

¡Qué barbaridad!, ya llevo cuatro páginas y todavía no hemos entrado al parque pero este prolegómeno es imprescindible para situarnos. Bien, nos acercamos. Frente a la iglesia y al convento se encuentra el Centro Galego de Arte Contemporáneo. Como ya dije es obra del arquitecto Álvaro Siza. El edificio no me entusiasma demasiado. Debo reconocer que el sitio es complicado, que las “condiciones de contorno” son muy fuertes y que, probablemente se esperaba demasiado del proyecto: que articulara una serie de construcciones y espacios inconexos organizándolos funcional y visualmente. Bien, pues aunque el edificio tiene interés, pienso que no lo ha conseguido. Exteriormente nada nos indica que detrás de todo aquel conglomerado construido está uno de los parques más bellos de Santiago y, además, la relación que se establece con San Domingos no termina de ser convincente, a pesar de la imposición que se le hizo para que cambiara el material que lo reviste del blanco a un gris más parduzco.

El Centro Galego de Arte Contemporáneo, obra de Álvaro Siza  Google sv

Sin embargo el hecho de considerar las rampas como elementos de primer orden es un acierto fundamental que relaciona el edificio directamente con el parque. Lo mismo que la sensación de calma que desprende. Se proyectó y construyó entre 1988 y 1993 en lo que fueron huertas del convento de San Domingos. Para mí, Siza es uno de los grandes. Su sencillez, la relación con lo local, la limpieza de los espacios, muchas veces me conmueven. Y, sobre todo, la ausencia de alardes y oropeles. Pero no tengo claro que el brusco contraste que se produce entre los muros limpios, sin un hueco, y la arquitectura de Santiago que está en el polo opuesto, así como la textura y el caos arquitectónico de San Domingos que disputa, codo con codo, el protagonismo al CGAC, hayan servido para hacer comprensible un espacio urbano complejo y necesitado de legibilidad. La misma entrada al parque (ya entramos, ya) está como oculta.

El convento y la iglesia de San Domingos en 1905  memoriasdecompostela

Por fin llegamos al objeto del artículo. El convento y la finca, con la desamortización de Mendizábal, pasaron en 1837 a ser propiedad del Ayuntamiento. El convento, como ya he señalado, vivió situaciones “raras” que significaron su degradación progresiva. Lo mismo le sucedió a la finca, organizada tradicionalmente en huerta y carballeira (robledal), hasta que en 1839 una parte se dedicó a cementerio. A partir de 1960, en que cesa su uso como cementerio, se acelera su deterioro. La maleza se apodera de los nichos, los robles desaparecen (excepto algún ejemplar que otro), se arruinan las fuentes y los muros, y se pierde el antiguo esplendor que había llevado a que se declarara conjunto histórico-artístico en 1940. Pero así como la restauración del edificio del convento empezó ya en 1948, dirigida por el arquitecto Francisco Pons-Sorolla, no sucedió lo mismo con la finca y el cementerio. Incluso la propia Porta do Camiño y sus aledaños se reordenaron y  acondicionaron para los años santos de 1954 y 1965, mientras que el lugar que ocupa el actual parque de Bonaval seguía degradándose de forma acelerada.

Estado en el que se encontraba el parque antes de la remodelación  publicspace

En el encargo a Siza en 1988 del CGAC también se incluía la restauración de la finca del convento. Restauración que acometió en colaboración con la arquitecta Isabel Aguirre. Después de una labor en parte arqueológica (literalmente), y ayudados por un plano de Santiago de 1907, van desbrozando los restos que permanecen y, poco a poco, se consolida el proyecto. Me dice Isabel: "Las piezas que aparecieron se fueron reutilizando (salvo unos capiteles pregóticos que encontré empotrados en un muro haciendo relleno y que están en el Museo do Pobo Galego ahora), pero las que hacen de desagüe en las fuentes y las que forman la fuente de la rampa no eran del parque, las regalé yo, no había dinero nunca para el parque". Resulta que de la rehabilitación de una casa de Santiago que hizo por aquellos tiempos, sobraron algunas piezas que aparecieron como bajantes de aguas sucias empotradas en todo el muro, y pensó que donde mejor estarían era en el parque y fueron para el Bonaval. Y más adelante: "Me preocupó mucho el hacer el parque por la responsabilidad que sentía al actuar en ese lugar, pero la verdad es que también disfruté enormemente durante los cinco años que dirigí la obra. Le dedicaba tal cantidad de tiempo que cuando se terminó me encontré como vacía." Espero que mis alumnos entiendan que cuando un profesional ama su trabajo hasta este punto, las cosas tienen que salir necesariamente bien.

Estado del parque al comenzar las obras imagen cedida por Isabel Aguirre

El 24 de julio de 1994 se inaugura el que, desde mi punto de vista, es uno de los espacios públicos más maravillosos de Santiago (un día tengo que hacer un ranking que, indudablemente, encabezaría la Plaza de la Quintana con las quintanas de arriba y de abajo de la que también he escrito otro artículo). El terreno, cerca de cuarenta hectáreas, presenta acusadas pendientes con orientación poniente, con unas vistas de los tejados de la ciudad absolutamente inéditas, con las torres de la Catedral recortándose en el cielo. Después de lo que he dicho ya podéis comprender que, así como el CGAC no termina de convencerme, pienso que el parque fue justo merecedor del premio Nacional de Arquitectura “Manuel de la Dehesa” en 1997. Pero, independientemente de los premios, lo importante, como arquitectos o paisajistas, es que la gente utilice y disfrute el resultado de nuestro trabajo. Isabel me escribe en un correo refiriéndose al parque: "Suelo ir siempre que voy a Santiago y puedo, para ver cómo lo utiliza la gente, que es algo que siempre me preocupa cuando hago un parque, y la verdad me gusta lo que veo, aunque a lo mejor es pura vanidad". Te aseguro que los usuarios disfrutamos con el parque, no se trata sólo de pura vanidad de arquitecto al ver su obra terminada.

La piedra, las rampas, al fondo la escultura de Chillida  Google sv

Voy a tratar de describirlo someramente aunque en obras de este tipo las descripciones siempre se quedan cortas. La primera característica es topográfica. La diferencia de cota, que llega a los treinta y cinco metros, se resuelve de la forma tradicional mediante rampas y escaleras que conectan entre sí los tres niveles básicos y que sirven para ordenar el conjunto. Las terrazas se construyen mediante muros de contención de esquisto (uno de los materiales más “enxebres” de Santiago ya que forma parte de su subsuelo) y para los recorridos se recuperan los antiguos caminos que se pavimentan mediante adoquines, losas de granito e, incluso, lápidas funerarias sin uso. La piedra, por tanto, es otro de los elementos básicos en el diseño de este jardín que se relaciona directamente con la esencia de “lo gallego” (puede también leerse el artículo sobre a Illa das Esculturas en Pontevedra donde reproduzco unos versos del libro de Celso Emilio Ferreiro Larga noite de pedra que les vienen igual de bien a este parque).

El agua, los regatos, la piedra  arquitecturadegalicia

Pero también el agua, tópico de Santiago, en forma de numerosas fuentes, regatos, lavaderos y manantiales, que se restauran con las piezas originales y se ponen en valor. Y el cuarto elemento que se destaca en la memoria del proyecto es la vegetación, reconstruyéndose el trazado geométrico de 1907 e incorporando las dos únicas camelias supervivientes. Se conservan los cuatro viejos frutales de la huerta, se reponen los “carballos” desaparecidos y se planta nuevo arbolado mezcla de caducas y perennes sobre la cuadrícula recuperada del antiguo cementerio. Estos tres elementos: piedra, agua y vegetación, se tratan con todo el cariño posible y el resultado es espectacular. Imagino que Isabel Aguirre de Urcola, arquitecta, gallega (de Vilagarcía), destacada paisajista, profesora en la ETSA de A Coruña (en el departamento de Composición) y directora del Máster de Arquitectura del Paisaje de la Fundación Juana de Vega, habrá tenido algo que ver con que el resultado no sea algo así como un “jardín genérico” al que nos tienen acostumbrados tantos paisajistas actuales.

Verdes, rojos, piedras, rampas  sientegalicia

En realidad el parque de Bonaval son tres parques en uno. El primer nivel, que formaba parte de la huerta del convento, es casi continuación del edificio de Siza. Aunque en la memoria se dice que, a la entrada, se conservan las pequeñas casas que albergaban dependencias del convento como “elemento de referencia de escala” entre San Domingos y el CGAC, no acaba de convencerme una entrada tan poco legible. Pero una vez que uno se adentra por el camino rodeado de verde y se encuentra a la derecha con el juego de rampas y escaleras que permiten el acceso al siguiente nivel nos olvidamos de todo y la paz y el sosiego se apoderan de nosotros. Como anécdota, para aquellos que buscan símbolos, en este nivel nos encontramos con una obra de Chillida: “A Porta de Música” (La Puerta de Música). Diecinueve toneladas de acero cortén, que se distribuyen en dos jambas y un dintel del que dice el autor: "Esa pieza central que es el dintel de la puerta la he tenido que forjar cuatro veces para conseguir hacerla, porque era dificilísimo". La rumorología popular dice que, para verla adecuadamente, hay que colocarse de forma que enmarque las dos torres de la catedral. También dice que cuando uno está en esa posición y hay viento se oye una música mágica. Pero claro, es que estamos en Santiago y lo mágico es la norma.

Chillida, “A Porta de Música (La Puerta de Música)”  imagen de fondo compostimes
Estructura de madera con la situación de la escultura imagen cedida por Isabel Aguirre

Si seguimos subiendo llegamos a la segunda terraza. Para muchos, visualmente, es la parte más espectacular del parque. No sólo por las vistas sino también por la sensación de paz y sosiego que transmite, por los rincones, los juegos de pendientes, la piedra, el agua, en general la sensación de armonía que llena el espíritu del paseante. Atravesando un enorme dintel con una letra omega labrada (símbolo tan evidente que no necesita mayores explicaciones) se accede al viejo cementerio de trazado ortogonal. Desde mi punto de vista la parte más difícil de acometer del proyecto, pero en la que se ha conseguido una comunión con el lugar casi perfecta, capaz de sugerir las diferentes etapas por la que ha pasado a lo largo del tiempo. Un tratamiento respetuoso con la historia de sitio que, sin embargo, permite la realización de actividades de lo más diverso en la actualidad.

Zona del antiguo cementerio  compostelapagana
Concierto del grupo Sigma Project Quartet  spc

La parte más elevada corresponde a la antigua carballeira (robledal). Un roble no es un eucalipto y necesita tiempo para adquirir el porte adecuado. Todavía subsisten algunos de los antiguos (pocos), y esta parte del parque que en el futuro, probablemente, será una de las más apreciadas, a día de hoy es menos mágica que el resto. El diseño sigue siendo muy cuidado, los caminos son más forestales, los restos que quedan de las antiguas construcciones se integran con un cuidado exquisito, pero esta parte necesita reposo, necesita tiempo para recuperar el esplendor perdido. Y luego están las diferentes entradas, los muros de cerramiento de la finca, los pasos sutiles de una zona a otra, las relaciones visuales que se establecen entre los diferentes niveles.

“A carballeira” remozada  Google sv

Pero lo más espectacular de todo es encontrar, en medio de una ciudad de piedra, cosmopolita, en la que se oyen decenas de idiomas diferentes, con gente de todos los países, y en la misma puerta de entrada, allí casi donde termina el camino, con San Domingos como la última iglesia donde orar fuera de la muralla, un oasis de paz y recogimiento. He estado pensando si escribía este artículo. Puro egoísmo, no me gustaría volver a mi pueblo, acercarme a A Porta do Camiño, subir por a Costa de San Domingos echándole una ojeada al jardincillo de la derecha donde se encuentra el cruceiro do Home Santo, encarar la rampa entre el CGAC y el conjunto del convento y la iglesia, dejar atrás la terraza de la cafetería y el pequeño estanque que la cierra, entrar en el parque y encontrarme cientos de personas vociferando en distintos idiomas, haciendo fotos a mansalva, dejándolo todo perdido de bolsas de plástico y periódicos, con niños escalando “A Porta de Música” de Chillida, y excursiones de adolescentes escribiendo en los muros de esquisto “aquí estuve yo, 2013”. Pero luego he pensado que mi blog no es El País o El Mundo y que las personas que lo leen son pocas y, además, respetuosas. Así que, al final, he decidido escribirlo y compartir este lugar tan especial con los que no lo conocen.

La torre de San Domingos y al fondo las de la catedral  santiagoturismo

En el recorrido que hice con Paloma sólo encontramos unas parejas de enamorados, algunos paseantes de perros, un superviejo (mis alumnos saben que se trata de un apelativo cariñoso con el que me refiero a los mayores de más de ochenta años en los que el grado de dependencia aumenta espectacularmente) leyendo un libro, y una familia compuesta de padres y tres niños entre los cinco y los diez años. Como eso ya nos había pasado en otras ocasiones, pregunté si siempre había tan poca gente. Me dijeron que no, que aunque no era demasiado conocido, el parque era bastante utilizado pero que ya habían terminado las clases en la universidad y que era día laborable. No nos convencieron demasiado, porque en otras ocasiones y momentos también nos había parecido bastante solitario. Pero todos dijeron que, aún con mucha más gente, el sitio desprendía paz y tranquilidad. Y en eso sí coincidimos. Al entrar en el parque de Bonaval parece detenido el tiempo. Como si San Ero se hubiera trasladado al convento (y eso que era la competencia) y los relojes se hubieran parado al oir los trinos de ese pájaro extraño, blanco con una banda azul, posado en aquel “carballo” tan antiguo, cerca del muro de la finca. Allí donde Juan Tuorum descansa, recostado en el viejo tronco, mirándonos con una sonrisa beatífica (¡É un santo! ¡É un home santo!).


Nota 1: Es obligado darle las gracias a Isabel Aguirre por la ayuda que me ha prestado para la realización de este artículo y, por hacerme notar que "A Porta de Música" (La Puerta de Música) de Chillida no es "A Porta da Música" (La Puerta de la Música) según le reiteró insistentemente su autor.

Nota 2: La abreviatura "google sv" se corresponde con Google Street View. Para hacerse una idea del parque (por lo menos de forma virtual) podéis pasear por sus caminos mediante esta posibilidad que nos ofrece el buscador. Probablemente algunos de mis alumnos latinoamericanos agradecerán poder hacerlo sin tener que desplazarse miles de kilómetros. No es lo mismo, claro. La paz, el entorno, la fragancia, el ruido del agua, los rincones... se pierden, pero para algunos no hay otra posibilidad. Bendito San Google que recorre los caminos del mundo levantando acta de algunas cosas maravillosas (aunque, por otra parte, nos sangre).